La
relación del hombre con el agua en las diferentes sociedades, con variados
procesos de desarrollo socioeconómico, ha dictado las formas de percibir el
agua como don de la naturaleza, como un recurso natural casi no renovable.
El
desarrollo de los pueblos ha estado estrechamente vinculado con el agua, ya que
éste es un factor importante en la selección de sitios para ubicar plantas
industriales de todo tipo y en el desarrollo de los centros urbanos y
agropecuarios.
El
agua es el componente más abundante e importante de nuestro planeta; el hecho
de que todos lo seres vivos dependan de la existencia del agua nos da una pauta
para percibir su importancia vital. El agua promueve o desincentiva el
crecimiento económico y el desarrollo social de una región. También afecta los
patrones de vida y cultura regionales, por lo que se la reconoce como un agente
preponderante en el desarrollo de las comunidades. En este sentido, es un
factor indispensable en el proceso de desarrollo regional o nacional.
El
crecimiento demográfico y económico, la ausencia histórica de criterios de
conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, el
crecimiento de los regímenes de demanda de agua en el ámbito regional y la
contaminación del líquido han ocasionado en varios casos su escasez. Esto
conduce a una competencia por el recurso, que se agudiza en años de sequías,
desemboca en conflictos que afectan a las comunidades en su desarrollo actual e
impactan negativamente en su viabilidad futura. Así, el control, el aprovechamiento
racional y la preservación del agua en los niveles nacional, regional y local
son estratégicos para el desarrollo del país y la protección de la vida digna
de los seres humanos.
La
mayor parte de la superficie de la Tierra está compuesta de agua, pero sólo un
poco más del 2% es agua dulce y en su mayor parte se encuentra en los polos, en
estado de hielo, o en depósitos subterráneos muy profundos. Las aguas dulces
existentes en la superficie del planeta que el hombre puede usar de forma
económicamente viable y sin generar grandes impactos negativos en el ambiente
corresponden a menos del 1% del agua total de la Tierra. De este modo, el agua
constituye un insumo indispensable para la vida humana pero extremadamente
escaso.
A
pesar de la escasez, los recursos hídricos disponibles son suficientes para
atender las necesidades de todos los seres humanos, pero la distribución de
este bien entre las diversas regiones es muy desigual; la demanda de agua es
cada vez mayor y su contaminación resulta preocupante.
El
aumento del consumo de agua se ha multiplicado por seis en un siglo, mientras
que la población ha crecido tres veces. Según datos obrantes en la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), actualmente 80 países del mundo sufren debido a
la falta de agua. En 25 países de Oriente Medio y del norte de África, la
escasez crónica del líquido vital produce luchas y conflictos permanentes. Es
probable que la causa principal de los conflictos en el futuro ya no sean el
petróleo y la conquista de nuevos territorios, sino el agua dulce.
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